Las curadas del cura
En estos últimos días, en donde los azules y los colorados siguen disputándose el poder a manos llenas y con una serie de estrategias poco agradables para algunos, surge otro tema, de carácter nacional, donde la Iglesia Católica y sus muchachos son los protagonistas.
Y es que no contentos con las decisiones que en el Distrito Federal se han presentado con el aborto, la prostitución y la eutanasia, ahora el Cardenal Norberto Rivera Carrera ha hecho un llamado a las autoridades para que se abran las leyes a la participación del clero en la política y en la libertad de asociación y reunión consagradas en la Constitución
Quizá aquí en Baja California esta situación no ha despertado bastante ámpula porque aquí el tema político es al que se le da mayor cobertura, pero en la capital del país se ha polemizado mucho esta propuesta de Rivera Carrera. Incluso Armando Martínez Gómez, presidente del Colegio de Abogados Católicos, indicó que se estarían presentando propuestas de reformas a los artículos 3, 24 y 130 de la Constitución, para que haya una verdadera libertad para los ministros de culto, ya que uno de los obstáculos que tienen es que no existe dicha libertad respecto a la educación y la asociación.
Por lo pronto, la secretaría de Gobernación, en voz del Subsecretario de Asuntos Religiosos, Florencio Salazar Adame, señaló que este tema no se encuentra en la agenda nacional y por lo pronto no es viable su análisis. Pero mire, este es un tema delicado, ya que se podrá decir que no existen libertades para los ministros de culto y no participan en la vida política del país. Sin embargo, dígame, ¿Cuántas veces ha visto o escuchado a Norberto Rivera Carrera hablar desde el proceso electoral, el PRD y Andrés Manuel López Obrador, la supuesta excomunión a los promotores de la despenalización del aborto? Muchas veces, su intervención en este sentido es vasta.
Ahora bien, señalan que los padres de familia son los que deben decidir qué clase de educación deben recibir sus hijos, por lo tanto, se propone que se abra también la posibilidad de enseñar religión en las escuelas. ¡Por todos los cielos!, ¿cómo se les ocurre tal barrabasada? Para eso existen los templos, donde se les imparte el catecismo. En la escuela se les debe enseñar a los niños los elementos, las bases con las cuáles tendrán que defenderse en este conflictivo mundo, se les debe enseñar a trabajar, a vivir, a pensar, a ser libres. La opción de la religión en la escuela no es como la de un taller de secundaria ni una actividad paraescolar de preparatoria; para eso existen los colegios católicos. Con todo respeto, quizá un niño que sepa y practique las enseñanzas del evangelio sea una buena persona, pero eso, téngalo por seguro, no le va a dar de comer, a menos que sea sacerdote.
En fin, recuerdo en mis clases de catecismo que recibí y que también en una ocasión impartí, que el buen maestro decía “Al César lo que es del César y a Dios”; y también recuerdo que algo que me enseñaron en la Iglesia fue que los servidores de Dios deben participar socialmente, pero a favor de los que lo necesitan: Los pobres, los desamparados, en pocas palabras, los jodidos. Y ahora que veo esta propuesta del Cardenal, me recuerda esta enseñanza: ¿Para qué asociarse, para qué meterse en política, cuando el buen maestro, al que siguen, andaba harapiento, vivía pobre y no necesitó de aliarse con el César, con el poder político para apoyar a los necesitados?, ¿Qué es lo se busca, que México se convierta en una teocracia como Irán y que rindamos culto al Ayatola Felipe Calderón? Insisto, es un tema muy delicado.
P.D. Supongamos que un día se abra la participación política y de asociación al Clero, ¿Quiere decir que ahora sí van a pagar impuestos por cada peso que se recibe en las limosnas?, ¿Ahora sí se van a juzgar a los sacerdotes pederastas que están siendo solapados y no son llamados a declarar?, ¿Ahora sí?
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