Lidiando con las hijas del máis
Definitivamente esta semana un tema de enorme importancia se agregó a los tópicos ya tan mentados de operativos policiacos, consejeros electorales, palos a reformas electorales, etc; y es que sumado a esto, ahora los ciudadanos tendrán (o tendremos) que cargar con otra losa que se llama “aumento de precios en productos básicos”; una pesa que en la balanza del mexicano no se podrá equilibrar con el raquítico ingreso que percibe, en varios casos, etiquetado como “salario mínimo”.
Para muestra basta un botón: uno de los alimentos básicos en la dieta (¿?) de nuestra sociedad es la tortilla; incluso en nuestra cultura gastronómica pollera carne-asadera, guisadera, borreguera y todo lo que surja de combinar algún alimento con el sufijo “–era”, la tortilla es complemento indispensable. No obstante, desde la semana pasada amanecimos con que el precio de este rústico manjar se cotizaba hasta en 18 pesos el kilo en algunos expendios de la ciudad de Tijuana, y entre 10 y 15 pesos aquí en Mexicali. Terrible noticia para todos aquellos que vemos a la tortilla como el sustituto de los cubiertos en por lo menos una de nuestras comidas sagradas (cuando las tenemos)
Obviamente esta información provocó que muchos ciudadanos pegáramos el grito en el cielo y cuestionáramos por qué diablos subía el precio de la tortilla de una forma tan rápida. La primer respuesta que escuchamos del secretario de Economía Eduardo Sojo fue la siguiente: Resulta que al maíz se le ha encontrado otra gracia, ya que con él se puede elaborar bioetanol, un combustible para automóviles o añadido a la gasolina; debido a esta situación hay mayor incremento del uso del grano, así como encarecimiento del mismo, aunado a los altos costos de los insumos para producir la tortilla; situación que también afecta a los productores y expendedores de la misma. Raro que mientras se le de un uso alternativo, se desperdicie la función primordial de alimentación, ¿no cree?
Por más y más respuestas que se den sobre este tema, definitivamente éste es uno de los primeros retos a los que se enfrenta el gabinete económico de Felipe Calderón, y a la vez será el parteaguas para definir cuáles serán las estrategias que se establecerán junto con los gobiernos estatales para disminuir los altos costos no sólo de la tortilla, sino de otros alimentos básicos en la despensa de las familias mexicanas. No basta con que el secretario de Hacienda Agustín Carstens diga que la economía creció 4.7% el año pasado, sino que ese crecimiento se vea en el poder adquisitivo de los ciudadanos; no obstante, ante la situación que observamos, todo parecen ser puras ilusiones.
POSDATA:
Agustín Carstens también señaló que el Distrito Federal está al nivel de Portugal y Corea del Sur, y Chiapas se encontraba al nivel de Vietnam, Siria o Guyana, respecto a nivel económico; ¿no le hubiera bastado decir que ese Estado, como varios del sur de la República, siguen de plano jodidos? Es sólo una pregunta…
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